Los ictus son ya la primera causa de discapacidad en el mundo. Se calcula que de las 15 millones de personas que han sufrido uno, 5 millones han quedado con secuelas permanentes, como trastornos motores, sensitivos, incontinencia urinaria, alteración del habla y la comprensión, etc. En España, son más de 330.000 las personas con alguna discapacidad provocada por esta patología.
“Cuando se produce un ictus, el tiempo en aplicar un tratamiento para devolver la vascularización y la llegada de sangre al cerebro (ictus isquémico) o detener una hemorragia (ictus hemorrágico) es precioso. De hecho, en cada minuto que el cerebro está sin riego sanguíneo, se mueren casi dos millones de neuronas y 14.000 millones de sinapsis”, explica el Dr. Elías López, responsable de BioBarica en Madrid. Cuanto antes se aplique un tratamiento y se recuperen las funciones afectadas del cerebro, menores (o ninguna en algunos casos) serán las secuelas que cada paciente tendrá después que recuperar en unidades de neurorrehabilitación especializadas en esta patología.
Tratamiento con Oxígeno Hiperbárico (TOHB), coadyuvante de la terapia neurorehabilitadora
“Los pacientes afectados por un ictus isquémico (85% de los casos) que además de la terapia neurorrehabilitadora son tratados con oxígeno hiperbárico, en un gran porcentaje de los casos, obtienen mejoría, reduciendo así el tiempo de recuperación. Además, cuanto antes se empiece con este tratamiento como coadyuvante, mejores resultados se obtienen”, explica el Dr. Elías Lopez.
El motivo de este acortamiento en el tiempo de rehabilitación se debe a la activación que el oxígeno hiperbárico tiene sobre la activación del sistema nervioso central. El TOHB promueve la regeneración axonal, tanto central como periférica, disminuyendo el edema cerebral.
Su efecto antiinflamatorio disminuye la gravedad del infarto cerebral, manteniendo así la integridad de la barrera hematoencefálica, además de mejorar la perfusión tisular evitando la propagación de la isquemia y limitando, por tanto, el área de lesión. Además, el aumento del oxígeno disponible en el plasma sanguíneo logra vascularizar el área afectada, de modo que las zonas anejas pueden rápidamente recuperar las funciones perdidas tras un ictus.
El Dr. Javier Chirivella, presidente de la Fundación FIVAN, señala que ya en revisiones recientes se evidencia también la eficacia del TOHB para los pacientes afectados de ictus hemorrágico.
“Es difícil razonar el tratamiento con oxígeno hiperbárico en una hemorragia cerebral, sin embargo, este tipo de ictus también implica un componente hipóxico en el tejido que rodea a la lesión hemorrágica con células que ‘luchan’ por el oxígeno. Además, como respuesta a la oxigenación hiperbárica, los vasos se contraen y esto puede atenuar el sangrado. También puede provocar una disminución del edema, disminuyendo la presión intracraneal y, por tanto, puede mejorar la microcirculación. Por último, el tratamiento con cámara hiperbárica también puede mejorar los fenómenos secundarios después de la hemorragia, incluido el estrés oxidativo, la muerte celular, etc., al tiempo que aumenta la regeneración cerebral”, añade Chirivella.
Desde la Federación Española de Ictus, su presidenta, Carmen Aleix, explica que, “hemos observado que la medicina hiperbárica puede ayudar a los pacientes que han sufrido un ictus. Es una terapia coadyuvante idónea aplicada junto al resto de tratamientos, ya sean farmacológicos o de minimización de los factores de riesgo asociados a esta patología”.
Tratamiento con Oxígeno Hiperbárico en etapas tardías tras un ictus
El Dr. Chirivella aclara que tras sufrir un ictus isquémico se puede hablar de 3 ventanas temporales que están relacionadas con la recuperación: una para la reperfusión (6-8 horas), otra para la supervivencia de las neuronas englobadas en el área de penumbra (entre 24 horas y 17 días) y una ventana para la recuperación neurofuncional, que se extiende hasta al menos 3 meses después de un ictus.
“Si pensamos en mayor cronicidad, hay un trabajo publicado en 2013 por el Assaf Harofeh Medical Center de Israel en el que vieron mejoras neurológicas significativas en pacientes de más de 6 meses de evolución tras el ictus. Esta conclusión es muy importante porque implica la activación de la neuroplasticidad mucho después del daño cerebral”, señala el experto de la Fundación FIVAN.
Esa estimulación de la neuroplasticidad es uno de los caballos de batalla que interesa a la comunidad científica. En el estudio mencionado, “Hyperbaric Oxygen Induces Late Neuroplasticity in Post Stroke Patients – Randomized, Prospective Trial’, publicado por la revista científica ‘Plos ONE’, los resultados obtenidos indicaron que la TOHB puede conducir a mejoras neurológicas significativas en pacientes que hayan sufrido un ictus, incluso en etapas tardías crónicas.
Si bien los resultados son mejores cuanto antes se aplique la terapia TOHB, en este caso, los pacientes evaluados habían sufrido un ictus de 6 a 36 meses antes de la inclusión en el estudio y tenían al menos una disfunción motora. Tras dos meses y 40 sesiones de TOHB de 90 minutos cada una (5 veces a la semana) se observaron mejoras en las funciones neurológicas y la calidad de vida de los pacientes. “Las mejoras clínicas observadas implican que la neuroplasticidad todavía se puede activar mucho tiempo después del inicio de daño en regiones donde hay una disminución de la perfusión cerebral medida mediante SPECT”, concluía dicho estudio.